domingo, 28 de junio de 2009

Uno, dos, tres... ¡puta! ¿Cuántos pisos faltan?

Subís varios pisos para llegar a un determinado lugar. Muchos escalones, ¿cierto? En mi caso, a veces subo 6 pisos para poder llegar a mis clases jejeje! Eso si el ascensor no está lleno... pero en fin, vale la pena seguir subiendo, ¿o no? Porque con cada paso que das, te sentís más cerca del objetivo, sea cual sea.
Subiendo ya un par de pisos más, llegamos a la Universidad. Auch... Y es que la-palabra-con-U nos intimidó a muchos durante, al menos, un par de años.
Primero, el eterno dilema: ¿qué pasa si no entro a la UCR? Jaja! Que es el caso de la mayoría. Al final, si alguien no entra porque no obtuvo el corte necesario, va a otra universidad y dice que, de por sí, nunca quiso ir a la UCR porque le da pereza meterse años de años ahí.
Otros pues, decidimos ir a una Universidad privada por distintos motivos. Sin embargo, en mi caso, un año después "aproveché" mi corte obtenido y me metí a la UCR... Ok he divagado mucho jeje!
Volviendo al tema: La U. Cuando estamos en el cole, todo gira en torno a esa mini sociedad que comenté antes; esa mini sociedad en donde sos simplemente un individuo al que el ambiente y el entorno quieren domesticar. -¿Qué es domesticar? -dijo alguna vez el Principito-, pues en este caso es simplemente amoldarse a lo que la sociedad me exigió en determinado momento.
Ahora, cambiás de entorno y es un cambio fuerte. Llegás a la U, te topás miles de personalidades distintas (sin importar estatal o privada, los estereotipos son los mismos) y te topás miles de formas a las que podés adaptarte. Entonces tu instinto de supervivencia cambia a un estilo de camuflaje, no para disimularte entre los demás, sino como forma de adaptación propia, individualizada, a las circunstancias del entorno.
Mostrás entonces esa parte de vos escondida y sale a relucir el "me-myself-I" que todos tenemos dentro. La parte egoísta destaca entre lo demás, pues tenés que salir avante, no podés venirte a menos, "ya no estás en el cole" se oye a menudo en los pasillos o en las zonas comunes y los profes nos lo repiten una y otra vez, al mejor estilo evolucionado de la frase trillada del cole: "ya no estás en la escuela" (que a su vez deriva de "ya no estás en el kinder" jaja).
Es aquí donde lográs apreciar el valor del cole: esos 5 o más años que sufriste, que madrugaste, que viviste clavado en el colegio, te ayudaron en algo, te dieron las armas para enfrentar lo que venía en realidad: un abanico de actitudes y personalidades de las cuales podés escoger pero que, a su vez, tenés ya premeditado para saber cuál es el rumbo por el que vas a irte. Sigue entonces el proceso de aceptación que viviste en el cole pero de una manera más relax, pues podés decidir a quien te unís y encontrar ya sea un grupo compatible, o bien, un grupo opuesto con el que te sintás bien, pues es total y psicológicamente aplicable la clásica ley de la atracción de los polos opuestos.
Caés entonces a un punto paralelo a aquel desde donde empezaste hace ya varios años atrás: sos un recién nacido en un mundo donde traés tus ideas, pero hace falta que alguien te ayude a encaminarlas; ya no bajo la crueldad de los niños, ya no bajo la repugnancia del adolescente, sino más bien junto a un grupo de "neonatos" que, como vos, quieren desarrollar una perspectiva nueva. Y se termina de formar tu criterio, entrás en ese último lapso, tomás tus visiones globales, políticas, sociales, ambientales, de sexualidad, de gustos, en fin, te definís.
¿Alguien te dice algo por lo que sos? ¡No! Sos lo que sos... y eso se aprende con el tiempo. ¿Lo podés cambiar? ¡Para qué! Dios te hizo así, respetá lo que Él hizo y hacé que otros te respeten.
Queda superada entonces la etapa de moldeo, se vive la etapa final y se da el acabado al producto: la personalidad.
Nos formamos, sí... Y al final, después de subir 6 pisos, llegás a tu meta. Sólo para encontrar que el esfuerzo realizado nos cansó. Pero siempre tendrás un chance para sentarte y tomar impulso... ¡para bajar y subir de nuevo! ;)

domingo, 21 de junio de 2009

El colegio en los tiempos del cólera

¡El colegio! ¿Lo definimos? Muy subjetivo. Cada quien tiene su propio concepto. Cada quien pasó sus momentos en él. Muchos lo disfrutaron (o soportaron) durante 5 años. Algunos pegaron sus extras. Pero el colegio termina siendo un concepto tan subjetivo que es difícil de definir.
Un colegio no es solamente la casa de enseñanza, es un lugar al mejor estilo de encierro de reality show (más ahora que, por seguridad, algunos colegios tienen su propio sistema de vigilancia por cámara), donde tenemos dos opciones: aprendemos o aprendemos.
Y no hablo de aprender mate, sociales, cívica o algún idioma extranjero, hablo de crecer y aprender en un estilo de psico-sistema donde el ambiente te envuelve y te obliga, como en la sabana africana, a sobrevivir solo y a como dé lugar, con tus propios medios.
Criterios distintos, personalidades distintas... ¿Cuántas veces no cambiamos alguna conducta por "caer bien" a un compañero, por "llegarle a una guila", por adaptarnos al grupo... Uff, sos el nuevo del cole y no sabés con qué te vas a topar. ¿Y si te odian? ¿Y si te aman? ¿Y si te enamorás? ¿Y si alguien se enamora de vos? ¿Y si le caés mal al profe? ¿Y si te cae mal el profe?
Terminamos viviendo en una mini sociedad que se adapta perfectamente a las condiciones de la vida real: vivimos solos, trabajamos en lo nuestro; al final nadie ayuda, cada quien sufre o disfruta lo suyo y cada quien vela por su bienestar, sin embargo, no cae mal tratar de aparentar que te interesa el bienestar ajeno o, en determinado caso, hasta el bienestar colectivo.
¿Es un peldañó importante? ¡Pues claro! Se logra formar el caracter, la personalidad, la chispa que nos caracteriza... Nos ubica. Definitivamente lo hace. Crece el ego, crecen los complejos también. Los compañeros me intimidan. Intimido a mis compañeros.
¿Distinto a la U? ¡Al 100%! Porque en la U ya estamos formados, ya llegamos forjados y solo esperamos el uso que nos puede dar la sociedad.
Volver a un cole me hace pensar que en realidad, los tiempos de cole son, como fueron en determinado momento, los tiempos del cólera. Sobrevivís por tus propios medios, te esforzás por seguir adelante, todo cambia en tu mundo, te afecta el ambiente en el que te desenvolvés... Pero al final, es una historia que podrás contar toda tu vida. Y de la cual, no muchos salen vivos...

Y las palabras, son sólo palabras...

Por primera vez lo digo (y no será la última vez): no te conozco... pero, ¿quién te crees que sos para tratar de hablarme de cosas que, aunque no conozco, no voy a entender? No las he entendido antes, ni ahora, mucho menos las voy a entender después, son cosas que creo, nunca llegaré a saber.
Las palabras se las lleva el viento... ¡Callate ya! ¡Cerrá tu boca, mirá mis ojos, cumplí tus promesas y muéstrame eso de lo que me hablás!
Porque al fin y al cabo, las palabras son sólo palabras...